En medio de un escenario en que la migración latinoamericana se ha intensificado tanto como la violencia para detenerla, Ana Emilia Felker intenta entender por qué ha decidido habitar por tercera vez el territorio estadounidense: primero en unas vacaciones de verano en su infancia; luego en la adolescencia durante un año de preparatoria; ahora para estudiar un doctorado. Aunque siente una aversión por lo “gringo”, la autora emprende un viaje por las carreteras, el desierto y la escritura para pensar su propia identidad dentro de esta nación donde las ideas nativistas y el racismo han alcanzado niveles de violencia nunca vistos. Sin embargo, aunque en Estados Unidos se negocia la guerra y la muerte con la nacionalidad y la deuda, la autora se aventura a ir más allá de sus prejuicios pues esta tierra es también el país de origen y residencia de la mitad de su familia. Mientras ella investiga sobre los tiroteos masivos recientes, preguntándose cómo narrarlos sin difundir su odio ni vulnerar la dignidad de las víctimas, escucha las historias de su abuelo y le ayuda a ordenarlas, a la vez que en el auto o en la cocina retoma una conversación con su padre que parece atorada en el pasado, para reconstruir con sus palabras las razones por las que, a pesar de sus convicciones políticas juveniles, él ha decidido vivir sus días en un suburbio americano atado a la rutina del trabajo. Echando mano de la crónica periodística, el ensayo y el diario personal, Ana Emilia propone una escritura tan íntima como rigurosa para pensar el racismo, la blanquitud, el sueño americano, y develar las fronteras que se han instalado en medio de las familias que han quedado separadas, primero por una aduana, luego por los actos sutiles de la cotidianidad, y que han ido modificando su lengua, su memoria, e incluso, sus formas de soñar y desear.